¿Alguna vez has pensado por qué ciertas cosas son transparentes?. Por ejemplo, nuestros ojos. Para que la luz los pueda atravesar en su camino hacia la retina, pasa por varias estructuras que tienen esa propiedad: la córnea, el humor acuoso, el cristalino, el vítreo. Lo increíble es que cada una de ellas está compuesta por millones de células, fibras de colágeno y sustancias, sin embargo permanecen permeables al paso de la luz. En el caso de la córnea, la razón está en su estructura de láminas de colágeno, perfectamente empaquetas y con carga negativa, que al estar inmersas en la misma matriz mantienen una distancia de separación constante y esa distancia guarda una relación muy especial con la longitud de onda de la luz, y aunque no todos los rayos pasan, la mayoría si lo hacen.
Las águilas tienen unas córneas más transparentes que las nuestras, esa es una de las razones por las cuales ven más. El viaje de ese rayo de luz por las otras estructuras del ojo se completa con poca pérdida y por eso al final las células encargadas de la visión en la retina (los conos y bastones) pueden desencadenar las reacciones bioquímicas y fotoeléctricas que nos permiten llevar esa información al cerebro, que es con lo que realmente vemos. Cuando una persona tiene una córnea opaca por cualquier causa: cicatrices, inflamación irreversible después de una cirugía, calcificación, etc. pierde parte o toda la visión, debido a que allí termina el viaje de ese rayo de luz. Cuando alguien tiene cataratas el viaje termina un poco más atrás, en el cristalino. O si en lugar de un humor vítreo transparente se tiene denso o con hemorragias, como sucede a veces en la diabetes, el resultado es el mismo: no vemos o vemos muy mal, porque hemos perdido la transparencia de ese sistema óptico coaxial que es el ojo.
A veces en la consulta los oftalmólogos tenemos pacientes con causas reversibles de opacidad, estos son los casos en que una vez intervenidos y salvo complicaciones, se recupera visión. Lo que intentamos es cambiar esa parte opaca por una transparente. Por ejemplo, cuando hacemos un transplante de córnea en un paciente cuya córnea está irremediablemente llena de agua, tras una cirugía de cataratas, en la que se han perdido las células que hacen de bomba de drenaje (endoteliales) o cuando es una córnea que genéticamente es muy débil y abombada (queratocono). Otros casos tienen una opacidad superficial por enfermedades inflamatorias severas que la han ulcerado y cicatrizado, como algunas enfermedades autoinmunes o en caso quemaduras oculares. Estos últimos suelen ser casos complejos que requieren varias intervenciones como la reconstrucción de los párpados, el transplante de membrana amniótica, el injerto de células madre del epitelio corneal (transplante de limbo que es el sitio donde se encuentran esas células), transplante de córnea y uso de medicamentos inmunoreguladores para evitar que el propio organismo destruya los injertos.
Como veis, cada causa tiene una solución totalmente diferente (en el caso de los diabéticos con una hemorragia en el vítreo, por ejemplo, es una cirugía llamada vitrectomía). Lo que es común a todos los casos de pérdida de transparencia ocular es que los médicos oftalmólogos podemos diagnosticarlo y tratarlo específicamente, gracias a esa misma propiedad física. En pocos minutos podemos detectar si el problema es una cicatriz corneal que debemos limpiar con el láser, una catarata que haya que cambiar por una lente intraocular, un vítreo denso que necesita vitrectomía o un desprendimiento de retina reciente que necesite cirugía de urgencia (pasadas una horas la pérdida visual es irreversible), etc. Todos las semanas, por ejemplo, detecto en el examen anual de rutina de varios pacientes degeneraciones o desgarros de retina que pueden causar un desprendimiento o glaucomas asintomáticos que, de no tratarse, producen una pérdida lenta pero irreversible de visión. Por esta razón se recomienda la revisión anual en todas las personas y en casos de riesgo: miopes muy altos, diabéticos, etc. dos veces al año.
La oftalmología es una especialidad médica privilegiada, pues el ojo es el único órgano transparente y nos permite ver en su interior y en vivo sus tejidos más íntimos y de esta forma prevenir o tratar enfermedades que en otros órganos llegarían a consecuencias funestas. En este enlace encontrarás la información más completa y contrastada de oftalmología que hay en internet.
Normas de higiene visual
Las siguientes normas de higiene visual ayudan a mejorar los problemas y contribuyen a obtener un mejor rendimiento y una menor fatiga:
– Hay que sentarse correctamente: pies apoyados en el suelo y espalda derecha.
– Los muebles deben de ser apropiados: la silla debe de ser regulable en altura y la mesa de trabajo debe estar en un plano inclinado de unos 15 a 20°. Un niño necesita muebles especiales para niños.
- La iluminación es muy importante; hay que leer y estudiar con una iluminación en el techo y otra directamente en el plano de trabajo, que no dé directamente en los ojos, que no deslumbre y que no haga sombra al escribir. Colocar el flexo a la izquierda si la persona es diestra y a la derecha si es zurda.
- La distancia de lectura no tiene que ser demasiado corta, la ideal es aproximadamente del codo hasta la primera falange del dedo medio. Al leer, los antebrazos han de estar apoyados sobre el plano de trabajo.
- No se debe leer moviendo la cabeza, sino los ojos. Si esto no es así puede ser un signo de un problema visual.
- Se debe situar la mesa de trabajo, a ser posible, delante de una ventana para poder mirar a lo lejos cada cierto tiempo.
- Interrumpir la actividad visual prolongada en visión próxima, levantando la cabeza o cambiando de postura.
- En cuanto a la TV y videojuegos se deben evitar brillos, nunca se debe de ver con la luz apagada, ni demasiado cerca, ni tumbado en el suelo, y nunca más de media hora diaria.
- La dieta alimenticia debe ser rica en verduras y frutas.
- Son recomendables las actividades al aire libre.
Texto: Dr. Pablo Bohórquez Rodríguez
Síntomas que nos alertan de un problema de visión en un niño
Los problemas visuales son difíciles de detectar en los niños pequeños, a no ser que sean demasiado evidentes, porque el niño no es consciente de que ve mal, cree que los demás ven como él y además no ha tenido referencia anterior de una visión correcta. Por tanto es muy importante el papel de los padres para encontrarlos a tiempo.
Es importante observar sus ojos desde el nacimiento, también durante los primeros meses y muy especialmente cuando el niño ve la tele o se sienta a hacer juegos o trabajos a corta distancia.
Nosotros aconsejamos hacer las revisiones oculares desde los primeros meses de vida o por lo menos la primera antes de los dos años y de manera periódica anual después ya que la detección precoz de cualquier problema hace más sencilla y eficaz su solución.
Algunos de los síntomas, dependiendo de la edad, que podrían indicarnos que el niño tiene algún problema visual son los siguientes:
CUANDO ES UN BEBÉ
- Notas que el bebé no enfoca la mirada
- No sigue una cara con los ojos
- Hace extraños movimientos de ojos
- Sus ojos no están alineados
- Tiene sensibilidad extrema a la luz
- Tiene un párpado caído
- Se frota los ojos frecuentemente
- Le tiemblan los ojos
- Las pupilas se ven nubladas, opacas o una es más grande que la otra
CUANDO ES UN NIÑO
- Se tropieza con frecuencia
- Tuerce o desvía un ojo o ambos
- Se queja de visión borrosa
- Se frota los ojos frecuentemente
- Se acerca demasiado al televisor
- Guiña un ojo
- Entrecierra los párpados
- Se queja de dolor de cabeza
CUANDO EMPIEZA A LEER Y ESCRIBIR
- Se acerca mucho al papel
- Le cuesta comprender lo que lee
- Tuerce la cabeza cuando lee o escribe
- Se tumba sobre un brazo al leer o escribir
- Se le cansan los ojos cuando lee o escribe
- Tiene problemas para visualizar y memorizar lo que lee
- Confunde letras y palabras con frecuencia
Texto: Ana Martínez Calvo